La naranja en los cuadros del Museo del Prado

Hablamos de la naranja y nos parece que es algo de lo que disfrutamos ahora, pero como bien sabemos, lleva siglos en la mesa española gracias a las tierras valencianas… y, como no podía ser de otra manera, también lleva cientos de años en la pintura: fiel reflejo de la cultura de un país. Muchos de los cuadros del Museo del Prado retratan la naranja y, por ende, lo que hace es mostrar una parte de la historia de la gastronomía española.

En la naranja, como estos cuadros muestran, la única perfección está en el sabor… Da un gran placer ver los variados colores con los que se representan a lo largo del tiempo y los estilos y tonalidades con los que les dan vida en el óleo: enteras, peladas, en gajos, en racimo, con hojas… todo vale a la hora de que tomen forma y realidad.

Este es un pequeño paseo artístico por la historia de la naranja para disfrute de los aficionados a comerlas y, por qué no, verlas. Comienza en el Barroco, en el siglo XVII, cuando el bodegón, la naturaleza muerta, comienza a tomar fuerza en los trabajos pictóricos. Posteriormente, se suma al costumbrismo que lleva a los autores a introducir la naranja en los cuadros como un elemento social más, secundario, pero sin duda relevante, porque estaba ahí.

Hemos seleccionado algunas obras, que nos vienen que ni pintadas, pero no las encontraremos solo en el museo, podemos ver algunas en otras instituciones a las que el Prado las ha cedido para que la expongan. Todos los cuadros están enlazados a un ficha más completa de la página web de la institución, para aquellos que quieran descubrir más sobre la naranja en los cuadros del Museo del Prado para y los autores.

Mesa, de Cornelis de Heem (1670)

Hijo de Jan Davidsz de Heem (1606 – 1684), uno de los más grandes pintores holandeses barrocos de naturalezas muerta, pertenece a una saga de autores especializados en el bodegón y las naturalezas muertas. A menudo se confunden obras suyas con las de sus hermanos pintores, aunque su trabajo se caracteriza por un tamaño pequeño, tonos azul oscuro que lo alejan del estilo paterno. No está expuesto en la actualidad.

Bodegón con naranjas, melero, cajas de dulces y sandías, de Luis Egidio Meléndez (Hacia 1760)

Nacido en Italia, pero de familia española y con padre y tío pintores, se formó con Louis-Michel van Loo. Su trabajo se considera sobrio, era un gran dibujante y destaca su faceta realista perfeccionista. Se expone en la sala 088 del museo.

La merienda, de Francisco de Goya y Lucientes, (1776).

Goya también la representó en este óleo, cartón para tapiz, en el que uno majos, junto al Manzanares brindan por la naranjera que se les ha acercado con su mercancía. Su costumbrismo nos revela como el cítrico era parte de la cultura gastronómica del país.  Lo encontraremos en la sala 086 del museo.

La naranjera y un majo junto a la Fuente del Abanico, de José del Castillo (1779)

Nacido en una familia modesta se formó en España e Italia, con Corrado Giaquinto. Más conocido por su trabajo en temas religiosos, trabajó en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara y evolucionó al encanto popular, que recuerdan a las primeras etapas de Goya. Esta obra está expuesta en el Museo de Historia de Madrid.

Bodegón con naranjas, melón y cajas de dulces, de Luis Egidio Meléndez (Tercer cuarto del siglo XVIII)

Nacido en Italia, pero de familia española y con padre y tío pintores, se formó con Louis-Michel van Loo. Su trabajo se considera sobrio, era un gran dibujante y destaca su faceta realista perfeccionista. Pertenece a una serie de bodegones que realizó para el Gabinete de Historia Natural del Príncipe de Asturias (futuro Carlos IV). Se expone en la sala 088 del museo.

Un ramo de naranjas, de Rafael Romero Barros (1861).

No está expuesto, así que sólo podemos verlo actualmente en la página web del museo. El autor es romántico y costumbrista es el padre de Julio Romero de Torres. El cuadro pertenece a su etapa sevillana.

Naranjas y limones, de Antonio Mensaque y Alvarado (1862)

Especializado en bodegones, el autor fue discípulo de Joaquín Domínguez Bécquer y aprendió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Frutas, flores y peces fueron Se dedicó principalmente a la pintura de frutas, verduras, flores y peces se convirtieron en el foco de su trabajo en esta disciplina. Este cuadro se encuentra en depósito en el Museo del Romanticismo.

Unas naranjas, de Eduardo Cortés y Cordero (1872).

Desarrolló su carrera en España, aunque también pasó por París. Con este cuadro concursó en la Exposición Nacional de Bellas Artes y el Estado lo compró. En 1887 entró como académico en la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Este cuadro se encuentra en depósito en el Museo de Arte de Gerona.

Y si después de ver estos cuadros te apetece comer naranjas… ya sabes dónde encontrarás las mejores de Valencia.